14.2.24

Cómo aprender a ser provocador y decidir para qué provocamos

Si hay que ser provocadores, seámoslo. Pero elijamos bien antes los apellidos de con qué queremos provocar, para qué deseamos provocar, hacia quien queremos provocar. Diseñemos bien la provocación, para que sea efectiva.

Se puede ser provocador cultural, provocador social, provocador político. 

Pero también se puede ser provocador empresarial, provocador creativo, provocador de liderazgos, provocador de equipos, provocador de ideas, de personas, de barrio o de naciones.

Y sobre todo se debe ser provocador interno, sentir que serlo es positivo para crear y lograr objetivos, para ser más, pero sobre todo para poder entregar más.

No somos nada… si solo somos nosotros. 

Para ser algo debemos lograr que los demás sepan qué somos, y para qué provocamos.

Lo importante no es provocar, sino saber todos los actores de nuestros espacios vitales para qué provocamos. 

¿Al menos sabes tú para qué quieres provocar?