Hay personas que tiran a la papelera todo, en cuanto ya no sirve; algo lógico. Y luego estamos los que tenemos el complejo de guardar todo aunque sepamos que ya nunca más lo usaremos. Ese complejo tiene un nombre, pero no es cierto eso.
Revisando mierda me encontré este papelito en donde había indicado mi Viaje de Novios como proyecto, no como resultado. No eran unos apuntes de lo que hicimos, sino de lo que deseábamos hacer.
Y salió todo tal y como está apuntado. Curiosamente acertamos en todo, se cumplió al pie de la letra. Claro, era el año 1978, hace un siglo, y por aquellos años solíamos cumplir al punto, como la carne buena.
Hoy me preguntó (todavía) qué nos llevó a Ceuta. Sí, un barco, pero me pregunto por el motivo. Tal vez los recuerdos verbales que me había transmitido mi primer oficial de oficio que hizo la mili allí y hablaba mucho de aquella ciudad. No encuentro otra explicación.
Bueno eso, o ponerle un grado de exotismo a un Viaje de Novios por España, en tren, sin coche, sin internet, a base de buscar hoteles (excepto en Torremolinos) al llegar al destino.
No, nunca lo he intentado repetir por varios motivos. Visto hoy, 47 años después, incluso me parece complicado de poderlo asegurar.