Así que si para decir la verdad hay que mentir, lo mejor es no decir "toda" la verdad, o incluso no decir nada de nada.
En Literatura se miente constantemente, todo es mentira pero se admite pues hay un acuerdo entre el escritor y el lector para que no se sienta como una mentira.
Pero tienen que ser mentiras creíbles, casi verdades que no se pueden comprobar. Hacer trampas está muy mal y lo que es pero, si son mentiras burdas te pillan los lectores y dejan de confiar en ti.
Si no puede encajar en una historia una verdad que se sobreentiende, antes que mentir lo mejor es que cada lector se invente la mentira que él quiera. pero no se la debemos dar mascada.
Os pongo un ejemplo muy simple. En el siglo XXI todo el mundo lleva encima su teléfono móvil. Si un personaje en un momento dado debería hacer uso de esa herramienta pero no queremos que lo haga por el devenir de la historia, hay que tener mucho cuidado en mentir sobre los motivos de esa decisión. Y si no somos capaces de explicar eso, lo mejor es callarse en la historia o dejar levemente apuntado el motivo para que lo complemente el lector.