Acabo de terminar de leer un libro de Juan José Millas, y como me ha gustado mucho, tanto, pues he vuelto a leerlo desde la página una, lo cual debe joder mucho al escritor, ya que lo normal sería comprarle otro diferente para su beneficio. O para el de la Editorial.Lo curioso es que al comenzarlo no me acordaba nada de lo que estaba leyendo de un libro que ya había leído.
—¿Y esto ya lo había leído yo?— me he dicho en silencio.
Será que sí, pero no lo noto. Es verdad que lo comencé hace ya unos años, y eso impone. Y que no es una novela sino una especie de Diario, lo que ofrece más opciones para ir olvidándolo poco a poco, pues aunque es muy agradable, es su vida, no la mía.
Los Diarios son escrituras que nos dirigen hacia la Nada, pero parten de Todo.
No hay nada más barato dentro de las terapias para sentirte menos mal, que escribir un Diario.
No lo recomiendan los psicólogos, no lo recomiendan mucho, para no perder su trabajo. Si acaso recomiendan sus libros, pero para su propia terapia.
Y es que una vez escrito un Diario… ya nadie los lee. Ni los protagonistas. Claro que… las novelas tampoco las leen los protagonistas.
Los Diarios, si acaso los lee alguien… son (serán) los nietos. Lo malo de los que no tenemos nietos es que nunca tendremos lectores. Escribimos Diarios para nadie.
Yo me recomiendo escribir Diarios en forma de Titulares. Sí, los titulares se leen, pero si van en página impar. Es que esto simplifica mucho el hecho de escribir un Diario, un libro, una novela.
Solo con frases titulares y solo en las páginas impares. En un par de días te puedes escribir una novela de 500 páginas.
¿He dicho días? Quería decir meses. O años.
JP