Parece increíble que algo tan fundamental para gran parte de la civilización occidental actual, sin duda para la religión que siguen unos 2.300 millones de personas en todo el mundo como es el Cristianismo, se base en una serie de creencias que no se pueden sustentar en hechos, en datos fiables, en realidades comprobables deja en el aire las dudas, casi los temores a que todo pueda ser o un engaño o un crecimiento aumentativo para mantener un gran negocio.
La vida muchas veces es eso, simplemente necesidad de tener fe en las cosas en las que crees.
Estos días me sucede algo personal pero increíble también. Llevo 19 años escribiendo en blog. En estos años todo se ha ido transformando en la sociedad de todo tipo y pelaje. También en el mundo de internet y en el de los medios de comunicación.
Y ahora me encuentro con que nadie es capaz de aclararme por qué mis visitas llegan desde Singapur, de Israel, de Irán o los EEUU, y no vengan ni de España ni de casi ningún país de habla hispana. Una curiosidad que me lleva al mundo de las mentiras.
O sigo teniendo fe o dejo de tenerla. No hay término medio.
O son todo máquinas que rebotan posibles lectores imaginarios, o son máquinas que simplemente espían y no hay lectores reales más que en un número tan residual que no merece la pena ni contemplarlo, o estoy yo idiota, que sin duda sea cualquiera de todas ellas la verdad, lo cierto es que sí, soy idiota.
Me gusta sacar mis mierdas de la cabeza a base de escribirlas. Tener lectores podría ser lo de menos. Pro joder, que el manos lo adviertan con claridad. Mirar, no me/nos lee nadie, es todo mentira, jugar si os apetece, pero no hay más sustancia dentro.